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Memorial del campo de concentración de Flossenbürg
El campo de concentración de Flossenbürg fue inaugurado a comienzos de mayo de 1938, como un centro para prisioneros “criminales” y “asociales”. Bajo esta consideración se agrupaban vagos, mendigos, enfermos sexuales (enfermedades venéreas), prostituyas, homosexuales, alcohólicos, psicópatas, conductores problemáticos, etc. Pero también comenzaron a ser internadas personas que se oponían a las normativas nacionalsocialistas.
Para la elección del pequeño municipio cercano a la frontera checoslovaca, fueron decisivos diversos elementos. En primer lugar, los planes expansionistas de la Alemania nazi se dirigían principalmente hacia el Este, sobre todo con la expansión del Reich hacia los Sudetes y la destrucción de Checoslovaquia, a partir de la primavera de 1939. Por tanto, cerca de las fronteras debían construirse centros que permitiesen internar a prisioneros que se esperaba llegasen de los territorios ocupados. Otro elemento de gran importancia fueron las consideraciones para la creación de un “área económica pan-germana”, como punto de inicio de la guerra de expansión y exterminio. Paralelamente a los planes económicos alemanes, las SS construyeron los campos de concentración en relación con zonas económicamente favorables para sus planes. Con la creación de los campos de Flossenbürg y Mauthausen, se consideró crucial la explotación económica de los presos. Las localizaciones de esta nueva generación de campos se centraba no sólo en puntos de vista estratégicos, sino también en la potencial explotación de canteras, fábricas de ladrillos, etc., que jugaron un papel muy importante a la hora de decidir un enclave geográfico.
Flossenbürg era conocido por su rica cantera de granito, y ofrecía una infraestructura regional para terminar una nueva línea de autopistas. Los prisioneros podían ser transportados en gran número a Flossenbürg, gracias a sus conexiones de ferrocarril, al mismo tiempo que también se podían utilizar esas líneas para transportar la producción de granito y, posteriormente, los productos de las factorías de armamentos. Además, había grandes posibilidades para la expansión de la estructura del campo, después de la llegada de grandes cantidades de prisioneros.
Los primeros presos, llegados en mayo de 1938, procedentes de Dachau, fueron los encargados de llevar a cabo las primeras obras de construcción del campo, especialmente los barracones y los primeros edificios de la administración. Al mismo tiempo, las empresas de las SS comenzaron a emplear esa mano de obra en sus propias empresas. Poco después comenzaron a llegar los grandes transportes de presos: aunque estaba planeado para unos 1.600 presos, su capacidad fue incrementada en julio de 1939 hasta 3.000. A pesar de estos incrementos estructurales, hasta los 5.000 presos, la población del campo no dejó de crecer en ningún momento. En la fase final de 1945, alcanzaba en total una población de 15.000 personas, con unas condiciones de vida indescriptibles.
Hasta 1943, los prisioneros fueron utilizados principalmente para el duro trabajo de las canteras. Durante esta primera fase, los presos debían proporcionar el material para las monumentales estructuras de la megalomanía nazi. Con el comienzo de la guerra, la estructura de los presos, así como el carácter de la producción, se transformó: comenzaron a llegar los detenidos de los países ocupados y las necesidades de la economía de guerra, al mismo tiempo que comenzaba a caer la importancia de los trabajos de las canteras. Ya a finales de 1942 se planeó la introducción de plantas de producción de factorías de aviones Messerschmitt en el campo de Flossenbürg.
Con la extensión del trabajo de los prisioneros a otros ámbitos económicos, también se expandió geográficamente el campo de Flossenbürg. Desde 1942, más de 100 comandos exteriores fueron creados en Baviera, Bohemia y Sajonia; decenas de miles de prisioneros fueron obligados a trabajar, y muchos de ellos no sobrevivieron.
Las inconcebibles condiciones de trabajo, el terror y las condiciones de vida determinaban la vida diaria del campo. A pesar de todo, el campo de concentración de Flossenbürg no tenía la consideración de un campo de exterminio, aunque los presos morían debido al trabajo, la pobre alimentación y los escasos cuidados en el campo. La vida humana era considerada sólo como una materia prima sustituible, sólo importante cuando hacía referencia a la producción de bienes de guerra.
Sin embargo, también en Flossenbürg se llevaron a cabo diferentes acciones sistemáticas de destrucción. Por ejemplo, en el campo para prisioneros de guerra soviéticos, con capacidad para unos 2.000 hombres, separado del campo de custodia, donde la mayoría murió después de la “orden de los comisarios” de Hitler. La mayoría de estos presos no estaban registrados y, por tanto, no se puede saber con exactitud el número de ellos que murió.
A finales de 1944, más de 8.000 prisioneros estaban viviendo en los barracones del campo de concentración, la mayoría de ellos polacos, soviéticos o checoslovacos. Más de 5.000 estaban empleados en la producción de aviones de combate. En este mismo período llegaban desde Auschwitz y Buchenwald constantes transportes de presos hacia Flossenbürg, porque éste último, debido a su posición geográfica, estaba temporalmente seguro ante el avance aliado. Los guardias SS intentaron eliminar cualquier trazo de sus actividades, eliminando los ficheros, a comienzos de 1945, y el campo fue quemado a mediados de abril.
Desde mediados de marzo de 1945 también salieron algunos transportes de presos en dirección al sur, en el momento en el que el campo fue disuelto. Se iniciaron así las “marchas de evacuación” en las que murieron un gran número de presos. El 23 de abril de 1945, el campo de concentración de Flossenbürg fue liberado por el Ejército norteamericano.
Las víctimas
Como en la mayoría de los campos de concentración de la “nueva generación”, los primeros presos de Flossenbürg fueron los denominados “triángulos verdes” o “criminales”, mayoritariamente criminales habituales o profesionales, pero también personas que habían sido detenidas por pequeños delitos contra el gobierno nazi. Desde el otoño de 1939, en la fase final de la construcción de estos campos, los prisioneros políticos alemanes de Dachau y Sachsenhausen, también fueron llegando a Flossenbürg; el grupo de los “políticos”, pronto supuso una tercera parte del total de presos, aunque los privilegiados “verdes” ocupaban los puestos más importantes de la jerarquía de presos. Los Kapos “verdes” se convirtieron en uno de los instrumentos de terror contra otros arrestados. Esta jerarquía servía también para prevenir la aparición de un movimiento de solidaridad de los presos, destruir cualquier esfera privada e individual, y crear un sentimiento constante de destrucción.
En 1943 el Lager tenía más de 4.000 presos, mayoritariamente políticos, procedentes de toda la Europa ocupada: polacos, prisioneros de guerra soviéticos, trabajadores civiles checos, belgas, franceses y holandeses. Desde mediados de 1944, numerosos judíos polacos y húngaros llegaron a Flossenbürg, donde eran forzados a trabajar hasta la muerte. A finales de 1944, más de 8.000 personas estaban en el campo, que estaba pensado para un máximo de 5.000. En el momento del inicio de la disolución del sistema de campos de concentración, había unos 15.000 presos.
A comienzos de 1945, un grupo de presos “especiales” (miembros de la resistencia militar y representantes de alto rango del gobierno) fueron enviados a Flossenbürg desde las prisiones de la Gestapo o el Ejército, donde fueron aislados del resto de presos, y ejecutados. Entre ellos se encontraban, por ejemplo, Dietrich Bonhöffer, Wilhelm Canaris, Hans Oster, etc.
En total, más de 100.000 presos fueron internados, desde 1938 a 1945, en el campo de concentración de Flossenbürg y sus campos exteriores. Aproximadamente 30.000 personas murieron (oficialmente), aunque muchos transportes de presos no fueron identificados en la fase final del campo y no se puede saber con exactitud cuántos presos murieron.
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Los culpables
Como en el resto de los campos de concentración, también en Flossenbürg eran las unidades de las SS las que controlaban el terror entre los internos, unas medidas que también se aplicaban a los internos en los campos exteriores. Mientras en 1938 eran sólo unos pocos SS los que controlaban a los internos del campo, se fue extendiendo su tamaño hasta 1945: por el campo pasaron más de 4.000 hombres y unas 500 mujeres; las guardianas de las SS eran utilizadas en diferentes campos exteriores de mujeres. En los campos exteriores también había diferentes unidades del Ejército que participaban en la vigilancia y control de los internos; por ejemplo, en el caso de la Luftwaffe, que controlaba un campo exterior de producción de aviones de Kronach-Gundelsdorf.
Una de las características principales de la organización de las SS en los campos de concentración era la división del trabajo, estructurado en cinco departamentos que se interrelacionaban con otras estructuras. La autoridad más alta era el Lagerkommandant. El Departamento II (Gestapo) era un organismo relativamente independiente, que decidía sobre el castigo o ejecución de los presos.
En el Departamento III, “Schutzhaftlager”, residía el auténtico centro de poder, como representante constante del Lagerkommandant. Eran los superiores directos de los presos y determinaban las formas de terror diario en el campo y en los comandos de trabajo. Controlaban y favorecían a los Kapos, a los prisioneros privilegiados y a los auxiliares de las SS. El Departamento IV, administración, era responsable de los completamente inadecuados niveles de vida de los presos, tanto a la hora de alimentarlos como de vestirlos. El Departamento V se hacía cargo del servicio médico. Sus tareas consistían no sólo en la eliminación de los prisioneros incapacitados para el trabajo y la lucha contra las plagas, sino que eliminaban a muchos presos con falsos tratamientos, inyecciones mortales, etc.
Las biografías de los Lagerkommandant de diferentes campos de concentración han sido ampliamente estudiadas. Junto a otros muchos delincuentes, participaron en la Primera Guerra Mundial, pertenecían a la burguesía, con una carrera como funcionarios civiles tras 1918, y con una actitud negativa hacia la República de Weimar. Sin embargo, más importante para el entendimiento de los motivos de los SS son sus similitudes o peculiaridades biográficas, sino las características de su propia existencia como ideal de élite y una identidad comunal de grupo: la excesiva visión de la importancia de su propia existencia, su creencia en su propia superioridad y en la superioridad de su “nacionalidad” y raza, elementos que creaban una cohesión de grupo y de “camaradería”. La constante propensión hacia la violencia era una de las características más importantes de este grupo.
Un ejemplo de este tipo de comportamientos es el del último comandante del campo de Flossenbürg, Max Koegel, nacido en 1894. Fue voluntario en la Primera Guerra Mundial y en 1932 entró en el NSDAP. Antes de su entrada como comandante de Flossenbürg, en 1943, ocupó diversos cargos en diferentes campos de concentración. Dirigió la “marcha de la muerte” en dirección a Straubing, y desapareció poco antes de la liberación del campo, aunque fue capturado en 1946, con la identidad de uno de los presos desaparecidos. Koegel se suicidó en su celda, poco después de su arresto.
Los campos exteriores
El fracaso de la “guerra relámpago” en la Unión Soviética, sobre todo a partir de 1942, llevó a un incremento de la utilización de los prisioneros de guerra en la economía de guerra. Así, se crearon más de 100 campos exteriores del campo de concentración de Flossenbürg, en los que los prisioneros eran empleados en diferentes zonas de Baviera, Bohemia y Sajonia, en la construcción de edificios importantes para la guerra y en la producción bélica.
En la literatura, las nociones de comando exterior y campo exterior son utilizadas frecuentemente como sinónimos, pero debemos hacer una clarificación: los comandos exteriores eran empleados durante el día en las factorías, pero debían regresar por la noche al campo matriz de Flossenbürg, mientras que los campos exteriores tenían una población más permanente. A pesar de todo, los campos exteriores estaban subordinados organizativamente al campo principal, aunque tuviesen su propia estructura o guardias.
Los dos campos exteriores más importantes de Flossenbürg fueron Hersbruck en Franconia, y Leitmeritz en Bohemia, donde miles de prisioneros debían trabajar en proyectos de construcción y en factorías subterráneas. Aproximadamente la mitad de todos los presos no sobrevivieron a las condiciones de trabajo y de vida.
La liberación
Ya en el verano de 1944 comenzaron a disolverse los primeros grandes campos de concentración en el Este, a raíz de la llegada de los aliados. Los prisioneros que aún se encontraban en ellos, fueron enviados en transportes hacia el interior, y una gran parte de ellos llegaron al campo de Flossenbürg, debido a su posición geográfica.
Sin embargo, a mediados de abril de 1945, los guardias del campo comenzaron con su disolución; al mismo tiempo, los comandos exteriores fueron evacuados. El primer transporte, con aproximadamente 1.700 judíos, partió de Flossenbürg hacia Dachau, en abril de 1945.
Sin comida ni ropa adecuada, más de 10.000 presos exhaustos fueron conducidos, en los días siguientes, hacia el sur. En grandes columnas de más de 4.000 personas, estas marchas cruzaron las localidades bávaras, y miles de ellos murieron de debilidad: cualquier intento de escapar o aquellos que quedaban atrás, fueron asesinados, mientras un comando especial de presos enterraba los cuerpos. Tras la guerra, más de 5.000 cuerpos fueron descubiertos en todas las rutas.
El 23 de abril de 1945, el Ejército norteamericano liberaba a los presos que quedaban en el campo de concentración de Flossenbürg, unos 1.600, muchos de los cuales murieron en los días siguientes. Alrededor de una tercera parte de los presos del campo de Flossenbürg no sobrevivieron a la liberación del campo.
Campo de personas desplazadas
Tras la liberación del campo por los americanos, los barracones sirvieron primero para acomodar a un gran número de prisioneros supervivientes. En mayo de 1945, el campo fue disuelto, y los antiguos prisioneros fueron enviados a sus países de origen. Desde julio, el gobierno militar americano comenzó a utilizar el campo para alojar a unos 4.000 prisioneros de guerra alemanes, principalmente antiguos miembros de las SS, que se mantuvo en funcionamiento como prisión hasta abril de 1946.
Posteriormente, los barracones del campo comenzaron a ser usados como campo para alojar a personas desplazadas, extranjeros que habían vivido el final de la guerra en Alemania. Entre ellos, el grupo más importante era el de polacos, que además fueron los que dieron un mayor impulso a la organización y creación del memorial del campo.
Tras la disolución del campo de refugiados, a finales de 1947, los edificios del campo fueron nuevamente alterados, para acoger a nuevas oleadas de refugiados. En este caso, numerosas familias de las zonas de Silesia, Prusia Oriental y los Sudetes, después de su expulsión de estas zonas, que fueron alojados en este tipo de campos. Sólo a finales de los años 1950 se llegó a la disolución final del campo, que pasó a ser posesión del Estado de Baviera.
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La creación del memorial
Ya en 1946 se preparó un monumento, por iniciativa de algunos antiguos prisioneros polacos, acomodados como personas desplazadas por la ONU, que iniciaron la apariencia del memorial hasta la actualidad. Pero este primer memorial sólo incluía una pequeña parte del actual memorial, y aún una parte más pequeña del tamaño original del campo de concentración. La actividad prioritaria del comité del monumento se concentró en la construcción de una capilla con las piedras del campo y de las torres de vigilancia, y del monumento original del “valle de la muerte”. Un elemento central en la organización del memorial fue el antiguo crematorio, que se convirtió en un elemento accesible para los visitantes, desde 1946. En 1947, el memorial adquirió el carácter de un monumento y un cementerio de honor. A partir del descubrimiento de diferentes fosas comunes, se creó un gran cementerio conmemorativo en la zona del antiguo campo de prisioneros de guerra soviéticos y de desinfección.
En el otoño de 1966, el memorial fue ampliado con el desarrollo de la antigua prisión del campo. Desde ese momento se introdujo una exposición permanente en ese edificio (revisada en 1985). En 1995, con ocasión del 50 aniversario de la liberación del campo, se inauguró un centro de oración judío, no lejos de la capilla. Desde 1996 se están llevando a cabo investigaciones arqueológicas, estudios, una nueva gran exposición, se ha desarrollado una colección y una biblioteca e innumerables fuentes documentales.
El actual memorial incluye sólo una parte del antiguo campo de concentración. El espacio documental acomodado en el reconstruido edificio de arrestos, ofrece una pequeña visión de los elementos principales del campo.
Una de las actividades principales es un paseo semanal para visitantes individuales o pequeños grupos que deseen visitar el antiguo campo de concentración en compañía de un experto. También se ofrecen películas sobre la historia del campo de concentración.
Contacto
KZ-Gedenkstätte Flossenbürg
Gedächtnisallee 5-7
92696 Flossenbürg
www.gedenkstaette-flossenbuerg.de |
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