El campo de Westerbork estaba ubicado en el sector noreste de los Países Bajos, en la provincia holandesa de Drenthe, cerca de las localidades de Westerbork y Assen. El gobierno holandés creó un campo en Westerbork en octubre de 1939 para recluir a refugiados judíos que habían ingresado a los Países Bajos de manera ilegal. El campo permaneció en funcionamiento después de la invasión alemana a los Países Bajos en mayo de 1940. En 1941 su población alcanzaba un número de 1.100 refugiados judíos, la mayoría de ellos provenientes de Alemania.
El campo de Westerbork, creado en 1939 como campo para refugiados alemanes en Holanda, fue absorbido por las SS el 1 de julio de 1942, y el primer tren de deportados partió del campo el 15 de ese mes. Hasta septiembre de 1944, más de 100.000 judíos fueron deportados desde el “campo policial de tránsito para judíos” hacia los campos de exterminio de Auschwitz, Sobibor, Theresienstadt y Bergen-Belsen, de los que únicamente 5.000 regresaron.
Westerbork fue designado para tener un importante papel en los planes de los ocupantes alemanes contra los judíos. A finales del verano de 1941 se decidió iniciar la expulsión de los judíos de Holanda, que se iniciaría en 1942, y que debían ser enviados a campos de trabajo en la Europa oriental. En orden a asegurar los procesos para estos planes, los nazis necesitaban crear un campo de tránsito.
Después de la Conferencia de Wannsee, en enero de 1942, en la que se decidió la Solución Final del problema judío, se iniciaron los preparativos para aplicar estas medidas en Holanda, que finalizaron con la absorción del campo de refugiados de Westerbork por el Befehlshaber der Sicherheitspolizei und des SD. El campo, que mientras tanto había continuado creciendo, y se le asignó un nuevo nombre, que demostraba su nueva función “campo policial de tránsito para judíos” (Judendurchgangslager). Desde Westerbork, todos los judíos holandeses debían ser deportados hacia el Este.
Después de hacerse cargo del campo, las SS instalaron alambradas, torres de vigilancias y una compañía de guardia (SS-Wachbataillon) para controlar a los internos; desde comienzos de 1943, estos soldados patrullaban fuera del campo. El orden dentro del campo se mantenía gracias a un grupo de prisioneros y policías holandeses que, posteriormente, también se hicieron cargo de la vigilancia fuera del campo. Se trataba de un grupo benevolente y que intentaba facilitar la vida de los internos; probablemente por eso fueron sustituidos, en junio de 1944, por un batallón de la policía de Ámsterdam que, en gran parte, estaba formado por antiguos fascistas.
Desde octubre de 1942, el comandante del campo fue el SS-Obersturmführer Albert Conrad Gemmeker, aunque sus duros métodos provocaron fuertes fricciones y resistencia dentro del campo. A pesar de que la comida era más o menos abundante, las condiciones generales del campo eran terribles, aunque muchos de los internos no lo notaban, porque pasaban pocos días en Westerbork antes de ser deportados hacia el Este; sólo aquellos que pasaban algunas semanas en el campo podían apreciar las verdaderas condiciones del mismo. La sobrepoblación del campo, sobre todo en períodos de grandes redadas, hacía la situación mucho peor. Por ejemplo, en octubre de 1942 había aproximadamente 17.000 judíos en el campo.
Los internos debían trabajar en el mantenimiento de las instalaciones del campo, pero también en los pequeños talleres y factorías de ropa, zapaterías, etc.; también trabajaban en las granjas de los alrededores, supervisados por la policía holandesa. Al principio, el campo sólo tenía una pequeña escuela, aunque posteriormente se añadió una segunda.
Una de las internas del campo fue Anne Frank, que llegó al campo de Westerbork en agosto de 1944, con todos los demás integrantes del grupo que estaba escondido con ella. En el campo, la familia Frank fue contabilizada entre los prisioneros convictos, porque habían roto la normativa alemana referente a los judíos escondidos. Esto significa que fueron internados en el bloque de castigo, una prisión dentro de otra prisión. La familia Frank fue una de las primeras en ser transportadas hacia Auschwitz, el 3 de septiembre de 1944; en diciembre de 1944 Anne y su hermana fueron enviadas al campo de Bergen-Belsen, donde ambas murieron de enfermedad y cansancio, en marzo de 1945.
En un intento por hacer la vida en el campo lo más “normal” posible, el comandante Gemmeker estimulaba todo tipo de actividades recreativas: no es exagerado afirmar que en la fase final de la guerra, el campo de Westerbork tenía el mejor cabaret de Holanda, con actuaciones musicales, una orquesta y un ballet. También había competiciones deportivas (fútbol, boxeo, atletismo, etc.). La presencia de un hospital en el campo demuestra el intento de los nazis de mantener un aspecto de normalidad en Westerbork: en su momento álgido tenía 1.725 camas, 120 médicos y más de un millar de empleados.
Todo estaba montado en el campo para dar la impresión a los internos de que serían enviados a campos de trabajo en el Este: su vida sería dura, pero llevadera. Además, se les había dicho que las familias no serían separadas. Sin embargo, estallaban algunas dudas, cuando los trenes partían llenos de enfermos, ancianos y niños únicamente. Además, lo rumores sobre los verdaderos destinos de los trenes comenzaron a circular por el campo.
Poco a poco, las deportaciones comenzaron a dominar la vida diaria de los internos en el campo. Desde el 15 de julio al 12 de octubre de 1942, 24 trenes habían partido, con 23.700 judíos deportados que habían permanecido en el campo durante períodos cortos; algunos de ellos sólo habían sido registrados. Desde comienzos de febrero de 1943, las deportaciones se convirtieron en una pauta regular: cada jueves, un tren abandonaba el campo con un millar de personas.
La mayoría de estos transportes fueron coordinados desde Alemania: decisiones como la fecha, destino y tamaño del transporte eran adoptadas por el Departamento IVB4, bajo la dirección de Adolf Eichmann, en Berlín. Estas instrucciones pasaban al gobierno holandés, que las transmitía al campo de Westerbork.
Entre 1942 y 1944, 93 trenes llevaron a la mayoría de los judíos holandeses y muchos refugiados de toda Europa a los campos de exterminio del Este, convirtiendo este campo en la antesala de la muerte. Westerbork no era un campo de exterminio: los presos no morían en trabajos forzosos, no había torturas de los guardias de las SS, no había cámaras de gas. Por el contrario, los niveles alimenticios eran razonables y el trabajo no excesivamente duro. Había oportunidades para el entretenimiento, el hospital estaba bien equipado de profesionales. Por todo esto, muchas personas pensaban que no era un mal destino y querían permanecer en Westerbork; pero antes o después, el momento de ser deportado llegaba, y para la mayoría era el comienzo del fin. Entre los más de 100.000 judíos deportados había también 245 gitanos.
A comienzos de abril de 1945, cuando las tropas Aliadas se acercaban al campo, los alemanes lo abandonaron. Westerbork fue liberado el 12 de abril de 1945 por tropas canadienses, que encontraron 876 internos en el campo.
Después de la liberación, el campo de Westerbork se mantuvo como campo de internamiento para los antiguos colaboracionistas y nazis holandeses. Posteriormente, se convirtió en un campo militar y un centro de recepción para holandeses repatriados desde las Indias orientales. Pero, principalmente, fue utilizado como campo para acomodar a holandeses de las Molucas, con el nombre de Campo Schattenberg, hasta la demolición de sus barracones, en 1971.