En 1947 se colocó una placa conmemorativa en la iglesia en la que fueron encerrados y desde la que partieron los deportados.
El 1 de octubre de 1949 se inauguró un monumento en memoria de las víctimas de la incursión, en presencia de la reina Juliana. Se compone de una estatua de una mujer de luto, con un pañuelo en la mano, frente a un jardín que asemeja las tumbas de los que desaparecieron, en un cementerio simbólico; la estatua mira en dirección a la vieja iglesia de la que se llevaron a los hombres.
En mayo de 1992 se inauguró un espacio destinado al recuerdo y la investigación, creado en la Fundación Octubre 44 (Stichting Oktober 44). Se trata de un edificio que contiene una exposición permanente referente a la incursión y una zona de conmemoración, en la que se han grabado los nombres de todos los fallecidos.
Desde el 1 de octubre de 1996 existe, en el lugar del atentado, en el puente de Aldenaller, un memorial con el texto: “En este puente se llevó a cabo el atentado, que provocó la Razzia de Putten el 1 y 2 de octubre de 1944”.
En 1999 se instaló una exposición que reflejaba la historia de la razzia y tablas con los nombres de las víctimas.
En memoria de las víctimas de la Razzia, se llegó a un hermanamiento entre el pueblo holandés de Putten y el pueblo alemán de Ladelund. En total, 111 de los hombres de Putten murieron en Ladelund, un campo exterior del campo de concentración de Neuengamme. Allí, los fallecidos descansan en el cementerio de la ciudad, y sus datos personales fueron registrados por el pastor Johannes Meyer, en el registro civil del pueblo. En 1950, 130 holandeses visitaron por primera vez el memorial del cementerio de Ladelund. A partir de 1958, los contactos entre ambas poblaciones se fueron estrechando. En 1989, Ladelund inauguró un centro de documentación sobre la historia del campo. Poco antes, en 1988, en los terrenos del antiguo campo de concentración de Neuengamme, se instaló un memorial por los muertos de Putten.